Transgénicos vegetales, ingenio y figura.

Soy 100% fan del equipo de Joaquín Reyes y compañía (La Hora Chanante, Muchachada Nuí, Museo Coconut). Su humor lisérgico y absurdo mezclado con su eclecticismo cultural me sobrecoge. Palabras como ‘gambitero, viejuno o avinagrado’ forman parte ya del pool habitual de expresiones que utilizo para pasmo de niños y mayores. A pesar de que han ido extendiendo su target, su humor sigue estando en un pedestal inclasificable. De ahí que me haya impactado sobremanera el hecho de que Veterinarios Sin Fronteras http://www.veterinariossinfronteras.org/es/ les hayan elegido para realizar su campañaDos Tomates y un Destino, ¿abonas o espachurras?‘  en la que se defiende el modelo de agricultura ecológica por encima de la producción agroindustrial de tomates transgénicos. Podéis ver el vídeo aquí:

Actualmente no existen en el mercado español tomates transgénicos, pues tan sólo se permite la distribución de soja y maíz debidamente etiquetado, si bien es cierto que parte de esta soja y/o maíz acaban como ingredientes para fórmulas de piensos de animales que acabarán entrando en la cadena alimentaria humana. No obstante, los esfuerzos por conseguir tomates que soportaran bien el transporte viene de años atrás, ya que gran parte de las pérdidas económicas del cultivo y distribución de tomates procede de la rápida maduración que éstos experimentan debido a la producción de una hormona vegetal gaseosa, el etileno. No olvidemos que el tomate es una fruta, y como tal, su objetivo biológico es la diseminación de sus semillas para garantizar las generaciones venideras. En este contexto es fácil entender que un tomate necesite de una maduración rápida y espontánea que permita que las semillas acaben siendo esparcidas para la siguiente generación. En el mundo actual, nuestro interés no es éste, sino todo lo contrario, mantener su integridad física el mayor tiempo posible con el fin de obtener un beneficio económico vendiéndolo al consumidor -quien por supuesto no va a adquirir tomates demasiado maduros o al borde de la podredumbre (fíjense en lo mucho que se palpan en los supermercados)-. Sin embargo, tampoco nadie quiere que los tomates estén verdes, y ya se comprobó en su momento que recolectarlos antes de tiempo y esperar que maduraran por sí mismos tampoco era la solución (pues al perder el nexo con el resto de la planta, al tomate no le llega la ‘orden hormonal’ de que debe empezar a madurar. ¿Cuál fue la primera aproximación entonces? Recolectarlos antes de tiempo, cuando la fruta aún era verde y guardándolas en cámaras cerradas aplicar etileno artificialmente para inducir de forma externa la maduración.  Sin embargo, en los 90 se fue más allá y se pensó…¿y si conseguimos tomates que una vez hayan madurado no produzcan la enzima que degrada la pectina de su pared vegetal, impidiendo así que puedan podrirse fácilmente y permitiendo su transporte en largos recorridos l? Eso sí sonó fantástico. Fue el inicio del nacimiento de los tomates FLAVR SAVR, producidos por la empresa de biotecnología Calgene y aprobados en 1992 por la FDA de Estados Unidos.

¿Cómo se consiguieron estos tomates? Voy a intentar resumirlo en los puntos más interesantes. La enzima que degrada la pectina de las células se llama poligalacturonasa. Las pectinas son polisacáridos vegetales que garantizan la integridad de la estructura del fruto y por lo tanto, conseguir frenar la acción de la enzima que las destruye era el ‘quid’ de la cuestión. Las enzimas son proteínas codificadas por genes, en este caso un solo gen codificaba para una sola enzima dentro del genoma del tomate, así que se pensó que si se bloqueaba ese gen, se bloquearía la maduración extrema del tomate. Un gen es una unidad contenida en un cromosoma en la que existe una información codificada por una serie de bases nitrogenadas. Estas bases nitrogenadas son leídas por enzimas que se encuentran en el núcleo de las células y que cuya lectura se transcribe del ADN a una molécula llamada ARN mensajero. Este ARN mensajero como su nombre indica envía la información desde el núcleo donde se encuentra la información guardada hasta el citoplasma donde los ribosomas ‘leen’ en mensaje del ARN mensajero y lo traducen en aminoácidos, la unidad básica de las proteínas. Una vez en el citoplasma las proteínas pueden ser modificadas a posteriori hasta ser perfectamente funcionales. En este sentido, en un tomate normal, el etileno es la homona que incentiva la transcripción del gen de la poligalacturonasa, éste se transcribe en ARN mensajero y éste ARN mensajero sale al citoplasma para que los ribosomas fabriquen la proteína enzimática llamada poligalacturonasam cuya actividad consiste en destruir las pectinas de la pared vegetal e iniciar el proceso de degradación de la fruta. En  todo este proceso hay que indicar que si bien el ADN es doble cadena por complementariedad entre bases y esa propia doble cadena previene al propio ADN de ciertas degradaciones, en el caso del ARN (con la excepción de algunos genomas víricos) es unicatenario, esto es con las bases nitrogenadasexpuestas.

Este hecho motivó la secuenciación del ARN mensajero y la creación de un ARN mensajero complementario sintético que fuera complementario para que mediante complementariedad de bases y puentes de hidrógeno (uniones débiles entre moléculas) el ARN mensajero de la poligalacturonasa quedara inactivado y no llegara jamás a traducirse. Este gen o ‘copia antisentido’ se insertó en el genoma de un tomate mediante ingeniería genética y junto a un promotor que permitiera la expresión del gen antisentido a la vez que se expresaba el gen de la poligalacturonasa. El resultado, los ARN se fusionaban por complementariedad y se inactivaban los mensajes de traducción por lo que no se llegaba a producir la enzima. Objetivo conseguido:  tomates que resistían enormemente el proceso de maduración y degradación de los mismos.

¿Qué ocurrió con esos primeros tomates modificados genéticamente que tanto prometían? No tuvieron éxito comercial y fueron retirados del mercado a pesar de haber sido aprobados por la Food and Drug Administration (FDA). Según ‘wikipedia’ los tomates fueron un fracaso debido a la inexperiencia de Calgene en el cultivo y el comercio de tomates, y prueba de ello fue que la compañía tuvo que ser comprada por monsanto un tiempo después. ¿Fue realmente ese el motivo?¿Son seguros los organismos modificados genéticamente? A pesar de la enorme mala prensa que tienen y de que es cierto que en determinadas circunstancias han producido alergias o cruzamientos en extensiones de cultivo con polen de otras plantas exparciendo el gen externamente añadido, lo cierto es que el ser humano lleva realizando cruzamientos genéticos sin ingeniería genética desde hace siglos. El trigo que actualmente consumimos se encuentra a años luz de la variedad salvaje de trigo, el cual presenta una proporción de más del 75% de cáscara y menos del 25% de grano para fabricar harina. Pero todo esto, lo dejaremos para otro día.

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